martes, 29 de julio de 2014

El orgullo obrero no será pisoteado. A dos meses de la ejemplar lucha de Lear.

La represión a los obreros se está volviendo una costumbre kirchnerista. Las escenas de operativos represivos descomunales sobre la Panamericana, atacando con palos, perros, gases y balas de goma a los heroicos obreros/as de Lear y a todos los que nos solidarizamos con su causa, ya forman parte de las postales más repetidas de este fin de ciclo. Represión a los obreros en lucha y fin de ciclo K ya son sinónimos en el "manual de salida" de CFK.

miércoles, 23 de julio de 2014

“Profesionales del disturbio”: los nervios de un Berni (cada vez más) en ridículo.


 Así definió el Teniente Coronel Carapintada Sergio Berni a los obreros y obreras y a los militantes de izquierda que, una vez más, salimos a reclamar por sus puestos de trabajo. De esta forma, el militar favorito de CFK pretende estigmatizar lo que en realidad es una nueva muestra de creatividad e inventiva por parte de los trotskistas y los luchadores. Los 230 millones de pesos que amplían el presupuesto para que el Ministerio de Seguridad de Berni reprima la protesta de los trabajadores, no alcanzan contra el ingenio obrero. Nuevamente fue “cadena nacional” durante varias horas una protesta obrera. Pero esta vez fue destacado por los medios un “nuevo método” de corte de la Panamericana: “piquete móvil”, “automovilistas piqueteros” o “caravana solidaria”, fueron algunos de los términos utilizados.

domingo, 20 de julio de 2014

De la "contención" al "orden".




Toda lucha de clases es una lucha política.


Existen múltiples interpretaciones sobre la célebre frase del Manifiesto Comunista con la que damos título a este post. A continuación, intentaremos tirar un poco de los pelos de esta idea, para pensar la gran lucha de los obreros/as de Lear contra los despidos y las suspensiones en curso.

sábado, 19 de julio de 2014

Hacia allá vamos.


Nos encontramos inaugurando un nuevo blog militante, en la zona norte del conurbano bonaerense. No lo hacemos en cualquier momento. Estamos frente al largo pero irreversible fin de ciclo de lo que conocimos como década kirchnerista, es decir, ese período de la historia nacional en el cual el peronismo ofició como partido de desvío y contención de lo que fueron las expresiones más avanzadas de la lucha obrera y popular contra el modelo neoliberal de convertibilidad e hiperdesocupación. Somos quienes después de la lobotomía cerebral de los 90 nos encontramos con las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, aquellas en las que la movilización popular derrocó al gobierno de Fernando De la Rúa; jornadas que, sumadas a la masacre del Puente Pueyrredón el 26 de junio de 2002, cuando el entonces presidente jamás votado, Eduardo “el restaurador” Duhalde, mandó a matar a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, pusieron fin a un período de la historia nacional que, desde un punto de vista burgués, necesitaba ser revertido, reencauzado. El régimen político de conjunto y su sistema de partidos atravesaba una crisis de legitimidad terminal (“que se vayan todos, que no quede ni uno solo”). La propia figura presidencial, con De la Rúa “escapando” en helicóptero desde la Casa Rosada, los “cinco presidentes en una semana” y el carácter ilegítimo de Duhalde como presidente no votado por nadie, completaba un cuadro caótico desde el punto de vista de la estabilidad burguesa y del “orden social” que necesita la clase dominante a diario para garantizar el funcionamiento de su sistema, y obtener así sus ganancias. En ese contexto, el peronismo “aportó” la figura de Néstor y Cristina Kirchner y un proyecto político que, como dijimos, contuvo y desvió aquél estallido social: una retórica y simbología progresistas, un tibio -tendiente a helado- proceso de políticas sociales y, sobre todo, un enorme y largo ciclo económico favorable, sostenido sobre la base de la devaluación brutal del peso en 2002 y los precios históricos de la soja, hicieron a la “flor y la nata” del período kirchnerista.
Nos enfrentamos entonces a un nuevo fin de ciclo. Nada queda del deshilachado relato kirchnerista. Lo “nacional y popular” devino en “honrar la deuda”, reinvidicarse pagadores seriales y contraer nueva deuda usuraria para sopesar la falta de dólares, hipotecando así el futuro de los trabajadores/as argentinos/as. Devino en represión a los que luchan (Gestamp, Lear, ley antiterrorista, proyecto de ley antipiquete). En devaluación, inflación y tarifazos. En síntesis: toda la receta neoliberal es aplicada en este fin de ciclo que necesita “dejar la casa en orden” para la próxima administración. La oposición patronal aplaude con los pies la política kirchnerista de orden burgués y el “trabajo sucio” que encarna ahora el kirchnerismo. Nadie quiere sacar los pies del plato.
Pero el viejo y mañoso capital sigue produciendo diariamente a sus futuros sepultureros. Una y otra vez. Ahí están los trabajadores empezando a enfrentar el ajuste, los despidos y las suspensiones. Como los metalmecánicos de la zona norte, de Rosario o de Córdoba. Los de la alimentación, los gráficos, los docentes y tantos otros. Comienzan a organizarse, como lo demuestran a través del Encuentro Sindical Combativo de Atlanta. Luchas como la de Lear despiertan enorme simpatía y solidaridad entre los trabajadores. Las ideas de la izquierda comienzan a dejar de ser marginales, como lo revela la histórica elección del Frente de Izquierda en octubre del año pasado.
Hacemos este blog frente a un mundo convulsionado en el que Israel invade por tierra y bombardea nuevamente a Palestina, un auténtico genocidio; un mundo en el que se derriban aviones de líneas aéreas comerciales por enfrentamientos entre estados, donde el desempleo y la pobreza empieza a ensombrecer a la Europa “próspera” y a anidar el enfrentamiento por parte de los trabajadores y el pueblo contra los planes de ajuste, y donde se verifica un crecimiento y organización de franjas de derecha fascistas y xenófobas. En síntesis, un mundo que reactualiza a diario la definición marxista de la época imperialista como una época de crisis, guerras y revoluciones.
Es en este contexto que nos parece central la multiplicación y difusión de las ideas del marxismo revolucionario en la combativa zona norte. Acá, donde no sólo se encuentra lo más concentrado del movimiento obrero argentino, sino también una enorme juventud estudiantil y trabajadora, que se concentra en universidades nacionales, terciarios y secundarios. Pero no nos proponemos sólo la reproducción de las ideas ya producidas, sino sobre todo la producción de las ideas por venir. Hacemos para eso propio el lema de la célebre tésis 11 de Marx, creyendo aún más hoy que nunca, que de lo que se trata no es tan sólo de interpretar el mundo del cual somos parte, sino sobre todo de cambiarlo. Hacia allá vamos.