sábado, 19 de julio de 2014

Hacia allá vamos.


Nos encontramos inaugurando un nuevo blog militante, en la zona norte del conurbano bonaerense. No lo hacemos en cualquier momento. Estamos frente al largo pero irreversible fin de ciclo de lo que conocimos como década kirchnerista, es decir, ese período de la historia nacional en el cual el peronismo ofició como partido de desvío y contención de lo que fueron las expresiones más avanzadas de la lucha obrera y popular contra el modelo neoliberal de convertibilidad e hiperdesocupación. Somos quienes después de la lobotomía cerebral de los 90 nos encontramos con las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, aquellas en las que la movilización popular derrocó al gobierno de Fernando De la Rúa; jornadas que, sumadas a la masacre del Puente Pueyrredón el 26 de junio de 2002, cuando el entonces presidente jamás votado, Eduardo “el restaurador” Duhalde, mandó a matar a Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, pusieron fin a un período de la historia nacional que, desde un punto de vista burgués, necesitaba ser revertido, reencauzado. El régimen político de conjunto y su sistema de partidos atravesaba una crisis de legitimidad terminal (“que se vayan todos, que no quede ni uno solo”). La propia figura presidencial, con De la Rúa “escapando” en helicóptero desde la Casa Rosada, los “cinco presidentes en una semana” y el carácter ilegítimo de Duhalde como presidente no votado por nadie, completaba un cuadro caótico desde el punto de vista de la estabilidad burguesa y del “orden social” que necesita la clase dominante a diario para garantizar el funcionamiento de su sistema, y obtener así sus ganancias. En ese contexto, el peronismo “aportó” la figura de Néstor y Cristina Kirchner y un proyecto político que, como dijimos, contuvo y desvió aquél estallido social: una retórica y simbología progresistas, un tibio -tendiente a helado- proceso de políticas sociales y, sobre todo, un enorme y largo ciclo económico favorable, sostenido sobre la base de la devaluación brutal del peso en 2002 y los precios históricos de la soja, hicieron a la “flor y la nata” del período kirchnerista.
Nos enfrentamos entonces a un nuevo fin de ciclo. Nada queda del deshilachado relato kirchnerista. Lo “nacional y popular” devino en “honrar la deuda”, reinvidicarse pagadores seriales y contraer nueva deuda usuraria para sopesar la falta de dólares, hipotecando así el futuro de los trabajadores/as argentinos/as. Devino en represión a los que luchan (Gestamp, Lear, ley antiterrorista, proyecto de ley antipiquete). En devaluación, inflación y tarifazos. En síntesis: toda la receta neoliberal es aplicada en este fin de ciclo que necesita “dejar la casa en orden” para la próxima administración. La oposición patronal aplaude con los pies la política kirchnerista de orden burgués y el “trabajo sucio” que encarna ahora el kirchnerismo. Nadie quiere sacar los pies del plato.
Pero el viejo y mañoso capital sigue produciendo diariamente a sus futuros sepultureros. Una y otra vez. Ahí están los trabajadores empezando a enfrentar el ajuste, los despidos y las suspensiones. Como los metalmecánicos de la zona norte, de Rosario o de Córdoba. Los de la alimentación, los gráficos, los docentes y tantos otros. Comienzan a organizarse, como lo demuestran a través del Encuentro Sindical Combativo de Atlanta. Luchas como la de Lear despiertan enorme simpatía y solidaridad entre los trabajadores. Las ideas de la izquierda comienzan a dejar de ser marginales, como lo revela la histórica elección del Frente de Izquierda en octubre del año pasado.
Hacemos este blog frente a un mundo convulsionado en el que Israel invade por tierra y bombardea nuevamente a Palestina, un auténtico genocidio; un mundo en el que se derriban aviones de líneas aéreas comerciales por enfrentamientos entre estados, donde el desempleo y la pobreza empieza a ensombrecer a la Europa “próspera” y a anidar el enfrentamiento por parte de los trabajadores y el pueblo contra los planes de ajuste, y donde se verifica un crecimiento y organización de franjas de derecha fascistas y xenófobas. En síntesis, un mundo que reactualiza a diario la definición marxista de la época imperialista como una época de crisis, guerras y revoluciones.
Es en este contexto que nos parece central la multiplicación y difusión de las ideas del marxismo revolucionario en la combativa zona norte. Acá, donde no sólo se encuentra lo más concentrado del movimiento obrero argentino, sino también una enorme juventud estudiantil y trabajadora, que se concentra en universidades nacionales, terciarios y secundarios. Pero no nos proponemos sólo la reproducción de las ideas ya producidas, sino sobre todo la producción de las ideas por venir. Hacemos para eso propio el lema de la célebre tésis 11 de Marx, creyendo aún más hoy que nunca, que de lo que se trata no es tan sólo de interpretar el mundo del cual somos parte, sino sobre todo de cambiarlo. Hacia allá vamos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario