martes, 29 de julio de 2014

El orgullo obrero no será pisoteado. A dos meses de la ejemplar lucha de Lear.

La represión a los obreros se está volviendo una costumbre kirchnerista. Las escenas de operativos represivos descomunales sobre la Panamericana, atacando con palos, perros, gases y balas de goma a los heroicos obreros/as de Lear y a todos los que nos solidarizamos con su causa, ya forman parte de las postales más repetidas de este fin de ciclo. Represión a los obreros en lucha y fin de ciclo K ya son sinónimos en el "manual de salida" de CFK.



Durante la mañana de hoy, la maldita bonaerense de Scioli, la misma que mató a Kosteki y Santillán, la de la trata de personas, el narco, los desarmaderos y el gatillo fácil, tomó la posta represiva y se hizo cargo del violento ataque a los trabajadores de Lear. Escoltando a la patota de la Verde de Pignanelli, jugando una vez más para la patronal y la burocracia traidora del SMATA, avanzaron sobre el piquete, dejando un saldo de varios heridos y tres detenidos, entre ellos Silvio Fanti, delegado. Aún continúan detenidos.

Hace 8 días, Verbitsky sinceraba en su editorial dominical, la principal contradicción del relato kirchnerista en la actualidad, diciendo"Si frente a las medidas de lucha que ese nuevo sindicalismo, integrado en buena medida por jóvenes que consiguieron sus empleos con la recuperación de la última década, los grandes sindicatos optan por un maccartismo retro modelo 1974, como el que exhibió Pignanelli al objetar la presencia de diputados y militantes por los derechos humanos en las actividades por la conservación de puestos de trabajo, y si el Secretario Berni borra con el codo las normas que Néstor Kirchner estableció hace diez años, por las cuales la policía no puede portar armas de fuego en el control de manifestaciones políticas y sociales ni dispersar una multitud disparando balas de goma, será más difícil explicar por qué el kirchnerismo no debería tomar en cuenta a Sergio Massa ni a Daniel Scioli entre las opciones para 2015". Evidentemente la jornada de hoy le "dificulta" un poco más aún la explicación que tanto reclama.  Es que ocurrió lo que la progresía K tanto temía, pero invertido: no es CFK quien toma la línea de Scioli o Massa, sino Scioli quien sigue al pie de la letra las recomendaciones de Cristina y Berni, y le rinden pleitesía a la patronal buitre.

La Bonaerense repartió palos para todos lados, gases, realizó detenciones. La policía patronal del Gobernador convirtió en un verdadero calabozo a la oficina de recursos humanos de la empresa Lear Corporation, reteniendo en ese lugar a los delegados y dirigentes detenidos. Y soy tan mierdas que ni siquiera salieron a decir una palabra, ni una declaración por parte de Scioli o de Pignanelli. Tampoco del "mataguachos" Granados, ministro de Seguridad bonaerense. Sí salieron por la tele para hablar del secuestro del padre de Carlos Tevez. Nada de los heridos y detenidos. 

Qué hay en el fondo de la lucha de Lear: "no le voy a dar el gusto a estos hijos de puta". 

Con el poder de síntesis que sólo otorga la experiencia de la lucha de clases cuando toma cuerpo en la sabiduría obrera y popular, algunos obreros tras la resistencia a la represión de hoy, mientras todavía se revisaban golpes y heridas, dejaron plantada una conclusión categórica: ahora, justo ahora, después de todo lo que pasamos, "no les vamos a dar el gusto a estos hijos de puta". Ni asomo de retirada. 

Opinólogos y operadores de todo tipo y color, de todas las "corpos", usan los medios de comunicación para decir que es la izquierda la que está detrás de los "incidentes" (no hablan de represión) en Lear. Independientemente de esa discusión, absurda por lo demás, como si los obreros no pudieran tener militancia política, ideología, pensar por su propia cuenta, etc., lo que los medios no dan cuenta es que hay algo más, incluso, que la pelea por los puestos de trabajo: cuando los trabajadores sostienen dos meses de lucha, de palos, hostigamiento y persecución, evidentemente ya no se trata sólo de un puesto de trabajo. Hay algo más profundo cuando se sostiene una batalla en la cual todas las instituciones de la sociedad están por liquidarte: tu sindicato, la patronal, las policías, los gobiernos. 
Creemos que, más bien, en esta causa obrera se concentra un grito de rebelión que viene de más abajo, de más lejos, contra las condiciones de trabajo, de vivienda, de transporte, las condiciones de vida en general: un hartazgo auténticamente obrero. Lo que refleja, en última instancia, la idea general con la que queremos cerrar este post (para continuar luchando en unas horas más), consiste en reflejar el orgullo de ser parte de una clase que hace mover el mundo. El orgullo de saber que "no nos van a pisotear", por eso, a pesar de que quieren arreglarlos por todos los medios, la conclusión es una sola, y creemos que vale la pena repetirla: a esta altura, con todo lo que ya llevan recorrido y vivido, no le van a dar el gusto a los que sólo piensan durante 24 hs al día en cagarlos.  

Nos verán volver.

Mil veces vilipendiada, pero siempre volviendo a ponerse de pie, la clase obrera está empezando a emerger nuevamente. En el último número de la Revista Ideas de Izquierda, en una entrevista a Roberto Amador, uno  de los principales referentes del sindicalismo de izquierda, se define este proceso como "la resistencia obrera" que dejó la década kirchnerista. Haciendo una analogía, aunque salvando las distancias, se remite a la histórica resistencia peronista, que defendió sus conquistas a su manera, con sus métodos. Está por verse, entonces, cómo reactualizará la clase obrera argentina su propia tradición de resistencia, como defenderá sus muy esforzadas conquistas de estos años. 

En pocas horas comenzará una jornada nacional de lucha, la cuarta en estos dos meses de lucha por el trabajo y contra la represión.  No hay más tiempo que perder: hay que tomar partido por la causa de los trabajadores.


1 comentario:

  1. Es un dato político porqué Berbi no habló de la represión del martes, que fue subproducto de la provocación de la burocracia del SMATA. Nos es casual. Es una decisión política conciente, esconder y que no trascienda la represión "en el pasto" contra los delegados y despedidos, junto con esconderse detrás de secuestro del papá de Tevez que le vino como anillo al dedo al Dinosaurio.

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